La vida es un puzzle. Formamos diferentes de ellos, unos más grandes, otros más pequeños. Nos complicamos intentando encajar una pieza, no nos cansamos a la primera de cambio, lo seguimos intentando, una y otra vez. Pero tienes que cambiar de trozo, buscas ayuda, le das la vuelta pero sigue sin encajar. El problema está en cuando nos quedamos sin tiempo, cuando le dedicamos tiempo innecesario a él. En ese justo momento no te das cuenta, pero existen otros puzzles, más fáciles de armar, sin complicaciones de piezas. Sin tener que estar horas y horas probando la misma ficha, sólo tienes que encajar, y acabar. Ver, que hay más puzzles por hacer, mucho más impresionantes y que no sean complicados.
¿Por qué no hacemos lo que hacíamos cuando pequeños? Si un puzzle se complicaba, optabamos por revolver las piezas, meterlas en la caja y empezar otro. ¿Por qué nos empeñamos en complicarlo todo? Las cosas son sencillas, si una pieza de tu puzzle no encaja, hay millones de puzzles esperando para ser realizados. Sin embargo, seguiremos empeñados en empujar con el dedo a que la pieza encaje, y a que nuestro puzzle favorito, termine hecho sobre la mesa.
No hay comentarios :
Publicar un comentario